Como estamos en proceso de creación, inauguro otra sección hoy: Historia y Literatura.
Sé que no va a ser ni mucho menos la más esperada, pero es mi blog y me apetece escribir sobre ciertos temas. Ya que estoy estudiando y aprendiendo (porque sí, amigos, yo durante el curso aprehendo las lecciones, no las memorizo cual papagayo) transmito mi conocimiento a una amplia red por si alguien cae aquí por el azar y le resulta interesante. Es cultura, nadie dijo que fuese a ser realmente útil. O sí.
Hoy vengo a hablaros de un icono estadounidense de la época de la esclavitud en América, y empezaré con un pequeño fragmento que él mismo escribió.
“I am aware
that many object to the severity of my language; but is there not cause for
severity? I will be as harsh as truth, and as uncompromising as
justice. On this subject, I do not wish
to think, or to speak, or write, with moderation. No! no! Tell a man whose house is on fire to give a
moderate alarm.” - Reprinted in Wendell Phillips Garrison, William Lloyd
Garrison, 1805-1879: The Story of His Life, Told by His Children, vol. I (New
York: The Century Company, 1885), pages 224-226.
Traducción:
“Soy consciente de la oposición de muchos respecto a mi
lenguaje; pero, ¿no es a causa de la severidad? Seré tan duro como la verdad, y
tan inflexible como la justicia. Sobre este tema, no voy a pensar, ni a hablar,
ni a escribir con moderación. ¡No! ¡No! Decidle al hombre cuya casa está
ardiendo que de un aviso moderado.”
The Liberator fue
un periódico que se lanzó el 1 de Enero de 1831, propulsado por William Lloyd
Garrison con motivo de “queja” y el utópico objetivo (para entonces) de abolir
la esclavitud en América y reforzar el papel de la mujer en la sociedad. Este
primer tema, que impulsó la primera Guerra Civil Americana y por el que
emergieron grandes iconos de esa cultura, me llamó bastante la atención el otro
día en clase y dije “¿Por qué no?” Y aquí estoy, culturizando un poco a mis
lectores.
Quizá a nosotros nos parezca algo muy simple y sencillo,
moralmente hablando, pero en aquella época era un tema de gran controversia. Si
bien América del sur emergía por su gran potencial económico debido a la
industrialización junto a la esclavitud, la zona del norte mantenía una
posición algo más humanista, no reclamando una libertad absoluta e inmediata
para los esclavos pero sí progresiva. Muchos (de forma encubierta) trataron de
poner a salvo a las personas de color, creando rutas de escape hacia Canadá
donde los bien conocidos Caza recompensas quedaban fuera de la jurisdicción y
perdían su derecho a arrestar a los fugitivos. En este entorno hombres y
mujeres con ideales férreos comenzaron a mover sus recursos.
William Lloyd Garrison fue uno de los más conocidos, no sólo
por sus acciones a favor de los esclavos sino también por realizar campañas para
la abolición de la pena de muerte y en favor de los derechos de la mujer. Llegó
a ganase tantos opositores que acabó con una soga al cuello montado en un “trono”
siendo paseado por las calles para mofa de todo el mundo. La humanidad y sus
peculiaridades, aunque por suerte no llegaron a homicidio. Su trayectoria laboral
fue in crescendo desde temprana edad. A los 23 años fue nombrado editor del
National Philanthropist en Boston (Massachusetts), el primer periódico estadounidense
en promover este movimiento. A los 25 se adhirió a la Sociedad Estadounidense
de Colonización mas, descontento con sus métodos optó por buscar la justicia de
otra manera y así acabó fundando el periódico The Liberator. En 1832 fundó la
Sociedad Antiesclavista de Nueva Inglaterra, la primera existente en América, y
en 1833 ayudó a organizar la Sociedad Antiesclavista Americana escribiendo su
declaración y ejerciendo como secretario. Así pues, forjó su nombre en la
historia como uno de los grandes defensores de la libertad.
Sus acciones fueron reconocidas y ayudaron a la abolición de
la esclavitud en la Proclamación de Emancipación promulgada por el presidente
Abraham Lincoln, en la que se declaraba la libertad de todos los esclavos en el
año 1863, y que entró en vigor por primera vez al final de la Guerra Civil, en
1865. Ese mismo año el mayor trabajo de
Garrison, The Liberator, llegó a su fin junto a la relegación de su puesto en
la Sociedad Antiesclavista Estadounidense. Este hecho causó una severa escisión
en la Sociedad entre sus aliados que la llevó a su fin. Acompañó este hecho con
la siguiente frase: "Mi vocación, como un abolicionista, gracias a Dios,
ha terminado."
La noticia fue recibida con alegría por su esposa e hijos, aunque
no lograron apartar a este inconformista de su pasión, pues continuó participando
en debates públicos para promover reformas sociales, destinando especial
atención a la causa feminista y de derechos civiles para los negros. Algunos
Republicanos, incluso llegaron a proponerle como posible candidato a senador,
oferta que él mismo declinó.
Los últimos años de su vida se vieron empañados por la
muerte de su esposa y una infección en los riñones que lo fue consumiendo poco
a poco. Finalmente murió en casa de una de sus hijas en 1879 tras una brillante
trayectoria. Fue sepultado en el Forest Hills Cemetery en Jamaica Plain,
Massachusetts. Ocho amigos abolicionistas, tanto blancos como negros, se ofrecieron
como portadores del féretro. Las banderas fueron elevadas a media asta en todo
Boston.
Un gran hombre, un luchador que se esforzó al máximo por sus
ideales hasta prácticamente el último momento. Merecía unos minutos de
atención. Y cerraré este post con una cita que en los tiempos que corren viene
muy bien:
"Con hombres razonables, razonaré; con humanos alegaré;
pero con los tiranos no daré coartada, y no gastaré argumentos en donde
ciertamente se perderían."
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